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La Piel: Un Órgano De Expresión

miércoles, 29 de julio de 2009

La piel, es una zona límitrofe entre un cuerpo y el mundo y, si pensamos con las teorías más actuales sobre la producción de la salud, podemos considerar la piel como un lugar de gran sencibilidad que reacciona directamente a los procesos psíquicos inconscientes. De una manera específica, las enfermedades de la piel se expresan en manifestaciones que podríamos decir, es como si hablaran a través de la extensión cutánea, más allá de los alcances de un control consciente.Manchas, determinadas figuras, puntos rojos, rosas intensos o suaves, donde se puede leer una frase atrapada en la piel, como escrita en las células, expresada en la mucosa. Cada unidad de la manifestación cutánea, en una erupción por ejemplo, digamos que es como una letra, una unidad que en relación con otras, forma una estructura en la que se puede leer la presencia de una determinada enfermedad. Manifestaciones normales de la piel que se rigidizan, autonomizan y se constituyen en enfermedad, desde sus formas leves o agudas, hasta sus muestras permanentes o crónicas. Desde la antiguedad, las enfermedades de la piel fueron estudiadas con una doble mirada, había algo incomprensible en ellas, algo que escapaba al microscopio de la físico-química. La piel es un órgano sobre el cual se expresan con objetividad, las diferentes situaciones emocionales, trayendo como consecuencia alteraciones del riego sanguíneo, de la humedad, la temperatura, o directamente, se manifiestan trastornos en las zonas en contacto con el exterior. La importancia del factor psíquico en estas perturbaciones, ha sido descrita y considerada desde hace mucho tiempo. Eczemas, verrugas y otras dolencias, fueron observadas por dermatólogos y psicoanalistas y, estudiando detenidamente la cuestión, se llegó a pensar que en muchos casos, obedecían en su desarrrollo a causas y encrucijadas perfectamente suceptibles de un tratamiento psicoterapéutico. Las concepciones más avanzadas en dermatología, consideran la participación de múltiples factores en la producción de dichas enfermedades, coincidiendo de alguna manera con la ecuación etiológica propuesta por el Psicoanálisis. A partir de la teoría freudiana, se abre la necesidad de un estudio integral del paciente y su situación vital; considerando la enfermedad de la piel, como una reacción de la totalidad de un organismo frente a los estímulos tantos físicos como psíquicos. De la observación en clínicas dermatológicas, se han extraído interesantes conclusiones en las cuales se describe una atmósfera psicológica característica, que señala que las personas con dichas afecciones, presentan una situación psíquica, que ha sido descrita como una deseseperación controlada pero ansiosa, diferente a una depresión pero con una ansiedad particular, ya que si bien no están amenazados de muerte, el aspecto exterior de su cuerpo, se encuentra enfermo y por ello está comprometida su imagen social, algo muy importante en nuestra sociedad. Esto es motivo de una intensa preocupación, que se transforma en una fuente de ansiedad y a la sensación de molestias o dolor, se les suma la mortificación que producen. Estas circunstancias, esta trama subjetiva, distingue a estas personas de otras. Suelen ser, por esos motivos, objeto de comentarios sociales, pudiéndose encontrar casos de rechazo, motivados por la idea de un posible contagio o una imagen de poca pulcritud. La piel es un lugar terminal del cuerpo, en el que actúan equivalentes de procesos emocionales, siendo lo que podemos llamar, " un órgano de expresión", determinado por procesos definidos, tanto si se efectúan a través del sistema nervioso voluntario como involuntario. Cuando pensamos la piel, debemos tener en cuenta, que no es percibida como un sistema de capas, tal como lo es desde el punto de vista histológico, sino que el sujeto recibe los efectos en los términos de las situaciones en las que se halla implicado. En ocasiones, las manifestaciones de la piel, aparecen en puntos de sencibilidad a diferentes estímulos, tales como el frío, el ardor, la comezón o el placer. Y es así, como las cualidades del sistema táctil, desde el punto de vista estético y cosmético, puede dar lugar a sensaciones de belleza o fealdad, de pureza o impureza, palidez, rubor, suavidad o aspereza. Se han realizado experiencias con hipnósis, como con la histeria, en las que se llegó a provocar lesiones cutáneas y a curarlas con el mismo procedimiento, en un lapso de tiempo muy breve,lo cual a llevado a los investigadores a plantear seriamente la presencia y la importancia de factores psíquicos, en la producción y en la cura de estas afecciones.

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